Acerca de nosotros

Nuestra responsabilidad como profesores universitarios va más allá de transmitir contenidos académicos. Debemos conducirnos en todos los ámbitos, también en materia de ciudadanía, con una dignidad y una congruencia tales que puedan adoptarse como referentes por nuestros alumnos y por la sociedad.

Con el deseo de cumplir este deber, los profesores que aquí escribimos damos a conocer nuestras motivaciones para apoyar la candidatura de Enrique Alfaro a la gubernatura de Jalisco.

Este no pretende ser, pues, un espacio neutro de análisis político. Nos proponemos, sí, permanecer fieles a la verdad.

Hemos tomado posición con la más absoluta libertad, sin privilegios que ganar o que perder. Rendimos un testimonio público con la única aspiración de que sea tomado en cuenta por el solo valor de nuestras ideas y porque nos mueve un único interés: Jalisco.

martes, 12 de junio de 2012


Opinión

Héctor González Schmal
Fundador y antiguo Director
de Posgrados de Derecho

La política, entendida en su recto significado como el instrumento por excelencia de participación responsable del ciudadano en la cosa pública, es quizá la actividad más alta que puede desempeñar el hombre en sociedad.

Los partidos políticos son los organismos intermedios que en la teoría y práctica democráticas son indispensables para organizar la participación ciudadana en la consecución y ejercicio del poder público.

No obstante, es una percepción generalizada que en los últimos años los jóvenes, en general, se han sentido poco atraídos al estudio de estas cuestiones y menos aun a la participación concreta en la vida política, y ello se debe, en mi opinión, a la explicable desilusión que les ha provocado la desnaturalización y corrupción en que ha devenido el actual sistema de partidos en nuestro país: desnaturalización porque de ser medios para agrupar una parte de la ciudadanía en torno a un catálogo de principios de doctrina y a un programa de gobierno en orden al bien común, se han convertido en un fin en sí mismos para obtener y retener el poder por el poder mismo con un irritante sentido patrimonialista, y corrupción porque se han convertido en meras agencias de colocaciones para satisfacer intereses personales o de grupo muy alejados del bien común regional y nacional.

En la inédita coyuntura político-electoral que estamos viviendo en Jalisco, frente a los acartonados estereotipos de partidos y actores tradicionales, ha surgido en el escenario para contender por la gubernatura una figura refrescante que con inteligencia, claridad de ideas y rigor ético ha planteado la posibilidad de un verdadero cambio y que nos hace recuperar la esperanza en el mejor destino que merece Jalisco.

Enrique Alfaro es un joven líder de reconocida eficacia y probidad en su desempeño público que no ignora ni las dificultades inmediatas para lograr el triunfo electoral (desde la limitación inequitativa de recursos económicos y mediáticos hasta la orquestación de toda clase de vituperios), ni tampoco las que enfrentaría de llegar al cargo. Con realismo y al mismo tiempo con ilusión por un mejor futuro para nuestro estado ha venido planteando una serie de propuestas sensatas, innovadoras y valientes, en los principales temas de gobierno que interesan a nuestra sociedad (seguridad, justicia, economía, educación, pobreza, salud, igualdad de oportunidades etc.), y ha sabido rodearse de un excelente y eficiente equipo de asesores que comparte con él la mística del servicio y la convicción de que el proyecto es posible.

Tenemos, pues, especialmente los jóvenes, la oportunidad de recuperar nuestro derecho ciudadano a hacer verdadera política democrática y encauzar a Jalisco en una ruta prometedora, conscientes de que ese derecho entraña el correlativo deber de continuar después nuestra participación coadyuvando como ciudadanos, tanto en la implementación de los nuevos programas que se compadezcan con el bien común, como en el ejercicio responsable de la crítica constructiva.

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